lunes, 27 de abril de 2009

Un día cualquiera

Suena el despertador, lo apago como puedo, así hasta cuatro veces más. Siento que va a ser imposible levantarme,chequeo mi cuerpo en busca de alguna dolencia, algo que requiera reposo. No lo encuentro, no hay excusa...me puede mi conciencia. Me siento y empiezo a palpar el suelo con los pies,...llegaré tarde. Busco las zapatillas, solo encuentro una, vuelvo a intentarlo, nada, aborto misión. Me levanto y me siento en el water, se me olvidó cerrar la puerta...Mierda! Tengo un chucho de 40 kilos sobre mi,..lo siento no hay tiempo de caricias. Miro el orín, amarillo intenso = olor intenso, mis anticuerpos, mi vacuna a punto de perderse en el llobregat. Tengo los ojos pegados y secos, aún no me he acostumbrado a la luz. Me levanto, giro 180º, siento frío en un pie, miro hacia el espejo, veo una imagen borrosa. Es una mujer joven con la mirada apagada, su expresión es de desencanto, tristeza, …temor tal vez.
Temo mirar al espejo y ver a una anciana, temo vivir la vida que no deseaba. Mi vida es una función, donde cada día me quito y me pongo la máscara. Cojo el neceser y empiezo a maquillarme, sonrío al espejo y digo: “El espectáculo debe continuar”

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